Agón Baires Puntapié inicial en periodismo deportivo
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¿Féminas
en rodeo ajeno? EL
ASALTO FINAL A
LAS
ULTIMAS
FORTALEZAS Los
juegos olímpicos de la antigüedad podían ser presenciados por las vírgenes,
pero no por las mujeres casadas.
A las primeras había que mostrarles cuál era el modelo de
hombre a que debían aspirar, mientras que las casadas ya no tenían que
aspirar a nada más.
Ahora, los tiempos parecen haber
cambiado.
Ellas también traspiran, compiten y se divierten.
Muchos siguen creyendo, sin embargo, que es mejor no trasponer
todas las fronteras entre deportes masculinos y femeninos,
y a la hora de poner a las deportistas
en foco, se ocupan más de sus medidas, sus maquillajes y
sus minifaldas que de sus performances deportivas. Divido en cinco
partes, este informe da objetiva cuenta del avance de ELLAS. Machos del
mundo, a la cocina... I CHERCHEZ LA
FEMME! PRIMERA
DE LAS preguntas: "¿Qué opinás acerca de que las mujeres
practiquen rugby?"
Una buena parte de los encuestados respondió: "Me parece
bien". Vino
luego la pregunta del millón: "¿Qué opinarías si tu esposa,
hermana o hija practicaran rugby?" "¡La
mato!", se sinceró la mayor parte de los varones consultados. Esta
miniencuesta recogió la opinión de 70 personas, deportistas y no
deportistas, y fue hecha por alumnos del Instituto Nacional de Educación
Física "Romero Brest", a fines de 1997. Todo
empezó a fines de 1996, cuando el director de coaching de la Unión
Argentina de Rugby, Jorge Braseras, clavó en la cartelera del INEF un
cartelito convocando a un taller de rugby para mujeres. Un puñado de
alumnas se entusiasmó con la propuesta y
así nació el primer grupo de Buenos Aires.
El rugby de mujeres existe en el mundo desde hace tres décadas.
Francia, Gran Bretaña, España, Canadá, Australia y Nueva
Zelanda son algunos de los países que tienen ligas y selecciones
femeninas. En este último, chicas y chicos lo practican juntos en las
escuelas hasta los trece años. La Unión de Rugby de Canadá tiene una
vicepresidencia del rugby femenino, y tanto la International Rugby Board
como la Federación Internacional de Rugby Amateur estimulan
financieramente su difusión. En
nuestro país, sin embargo, no todos aceptan la osadía de Braseras y
sus chicas. A la UAR llegaron duras cartas de quienes piensan que las
mujeres quieren ir demasiado lejos. El ex puma Martín Sansot explica
que al machismo del medio se agregan las resistencias por razones económicas:
"No creo que los clubes vayan a hacer nada por el rugby femenino
porque tendrían que ampliar sus instalaciones, construir nuevos
vestuarios", argumentó. Los
hombres acostumbran pensar a las mujeres ocupando un rol subordinado.
Braseras no parece escapar del todo a la regla cuando explica sus
objetivos: "No solamente que las chicas compitan”, confiesa,
“sino que si son maestras o profesoras de educación física sepan
despertar en sus alumnos el interés por jugar, y también que ellas,
futuras novias, esposas o madres del rugbier, no sean un obstáculo en
el acercamiento de los jóvenes a este deporte".
Angeles
Vorano, discípula agradecida de Braseras y capitana del equipo del
INEF, ve la cuestión con otros ojos: "Nosotras tenemos la idea de
formar un departamento femenino dentro de la Unión”, confesó.. “Yo
creo que podríamos cambiar la mentalidad del rugby. Las mujeres pueden
ser mucho más técnicas que los hombres y mucho menos violentas".
El
más cuestionado de los "nuevos deportes de mujeres” es el box.
En los últimos años, sin embargo, los combates femeninos han
atraído la atención de los medios periodísticos más
sensacionalistas, quizá por lo excitante que parece ser para vastos
estratos de la población masculina la imagen de dos mujeres pegándose.
Las
primeras peleas femeninas tuvieron lugar en los ’60, en Panamá, pero
en nuestro país las mujeres no subieron al ring sino hasta esta década.
El pionero, Víctor Mastronardi, ex boxeador e instructor en el gimnasio
de la Facultad de Derecho de la UBA, incorporó a las primeras en 1994.
También hay chicas haciendo guantes en la Ciudad Universitaria, en
Huracán, Racing, Tauro,
el Boxing Club de Almagro, en gimnasios como el del ex campeón
mundial Miguel Angel Castellini y en algunas ciudades del interior como
Salta, Córdoba y Formosa. De aquí salió la única mujer argentina que
ha peleado profesionalmente en el exterior, Marcela
Acuña, La Tigresa, quien tuvo el pasado 4 de diciembre un magnífico
desempeño frente a la número uno del mundo, Christy Martin, lo que le
supuso ser contratada por Don King para tres combates más, por 45 mil dólares.
Pero en la Argentina el boxeo femenino no está permitido ni siquiera en
su forma olímpica, a pesar de que nuestro país es miembro de la
Asociación Internacional de Boxeo Amateur, que sí lo reconoce. De modo
que, como fue advertido Mastronardi por un directivo de la Federación
Argentina de Box, "una pelea de mujeres, al no estar en el
reglamento es una riña, y las riñas están penadas..." Por
eso todavía hoy las que se entrenan en boxeo olímpico deben
conformarse con participar en "exhibiciones", sin fallo y sin
sacar todo su potencial.
Aún así "hay que andar con pies de plomo”, explica
Mastronardi, “pues
el riesgo de clausura del local y suspensión del técnico sigue
vigente". Consultado el secretario general de la FAB, el médico
Hugo Rodríguez Papini, explicó que la AIBA está observando como
experiencia piloto las peleas que se están
realizando en cinco países afiliados (Canadá, Italia, Noruega,
Suecia y Grecia) y que de ello saldrá luego un informe que será tenido
en cuenta por la entidad nacional para reglamentar la actividad aquí.
Rodríguez Papini se manifestó personalmente reticente a una pronta
legalización del box femennino, considerando, entre otros, la
posibilidad de embarazo como un obstáculo difícil de superar. La
boxeadora María Fernanda Carolo rechaza esos argumentos, sosteniendo
que "el box no es el único deporte en el que se puede provocar un
aborto: a una jugadora de hockey le pueden dar una palazo en la barriga
o un golpe en el volley, donde la pelota viaja rapidísimo”, argumenta
esta abogada de 31 años. “La realidad es que el boxeo femenino existe
y hay que regularlo ya para evitar frustraciones y accidentes. Mi
objetivo es llegar a boxear plenamente y abrir un camino para las
más jovencitas". En
la práctica de tiro las argentinas sentaron un temprano precedente en
1910, cuando crearon la "Comisión de Damas Tiradoras" en el
Tiro Federal de Rosario del Tala, Entre Ríos. Pero faltó apoyo oficial
y el intento naufragó. Muchas décadas más tarde, ellas empezaron a
competir en categorías separadas de los hombres, llegando a ocupar -con
Amelia Fournel a la cabeza- el décimo tercer lugar en Atlanta '96. ¿Por
qué no participan ambos sexos en categorías comunes, siendo éste un
deporte mucho menos dependiente que otros de la potencia muscular del
participante? Esta controversia ha dado lugar en Buenos Aires a una
querella judicial por discriminación, plantada por la tiradora Elvira
Bella, para que se le permita competir en los mismos torneos que los
varones. Por el momento ha obtenido un fallo favorable en primera
instancia. El turf
es, tal vez, el único deporte donde la presencia de las mujeres no se
expande, a pesar del antecedente creado cuando Marina Lezcano ganaba
todas las carreras. Hoy en día, sobre 300 jockeys varones y más de 500
cuidadores, solamente hay en actividad un par de entrenadoras y 7
jocketas en todo el país. Una de ellas, María Mangini, define el
ambiente de hipódromos y studs como "terriblemente machista".
María está sola en Palermo y espera cada encuentro con sus compañeras
de San Isidro y La Plata para atenuar dicha soledad, pasarse datos y
protegerse unas a las otras. II ¡BARON,
DIJO LA PARTERA!
En
1896, el barón Pierre de Coubertain dijo: "Las mujeres en el
atletismo, jamás". Pero entraron. Cuando
se popularizó la bicicleta, la iglesia católica pedía que las mujeres
que anduvieran en ella fueran consideradas prostitutas. Un siglo después,
nadie consideraría al atletismo ni a las bicicletas como asuntos
masculinos. Sin
embargo, ciertas disciplinas han tardado en democratizarse. Hasta hace
muy poco las mujeres no hacían salto con garrocha, lanzamiento de
martillo ni salto triple. Alejandra García, con garrocha, dos años
después de hacer su primer salto tiene el récord sudamericano y está
trigésima en el mundo, con cuatro metros. En martillo, Carina Moya es
la segunda de Sudamérica. "El salto triple es muy potente porque
incluye dos saltos consecutivos con la misma pierna y
ha traído muchas lesiones en los hombres”, dice la campeona
iberoamericanaAndrea Avila. “Por eso no lo practicábamos
nosotras". Consultado
al respecto el jefe nacional de entrenadores de atletismo, Rodolfo
Bariza, dijo: "Por desconocimiento, a martillo, garrocha y salto
triple se los consideraba demasiado esforzados para ellas, y esto
postergó sus incorporaciones, pero nos estamos llevando una gran
sorpresa, porque las mujeres avanzan muy rápido y yo estoy seguro de
que acabarán haciendo todas las pruebas, como décatlon y 2000 metros
con obstáculos". Andrea
Gatti es campeona nacional y subcampeona sudamericana en levantamiento
olímpico de pesas. Explica que para ella "el desafío es ganarle a
la gravedad, no ser fuerte y musculosa. Muchos pensaron que era un
capricho. ¡Lo único que faltaba! Los únicos lugares en donde la mujer
no se le metía a los tipos eran el gimnasio y el baño...” “¡Y
ahora tenían
que aguantarnos también en el gimnasio!", ironizó. "No
existe el deporte masculino o femenino”, afirma la psicóloga Liliana
Grabín, “sino deportes practicados por hombres y por mujeres. En
cuanto al temor a la 'masculinización', es un prejuicio exacerbado
entre los argentinos. Cuando una sale al exterior se da cuenta de la
paranoia que hay aquí con el cuidado de la imagen corporal. Si una
mujer se masculiniza es porque le iba a pasar en cualquier otra
actividad . En segundo lugar, qué cosa son la masculinidad o la
feminidad, los modelos, constituye algo relativo a la cultura y a las
modas de cada país.No son valores absolutos". "El
primer gran error que cometen algunos cuando piensan en hombres y
mujeres que practican un mismo deporte, es compararlos en base a
criterios de 'productividad en los resultados", afirmó Isabel Díaz,
jefa de servicios médicos del CENARD. "El varón tiene por decisión
hormonal mayor masa muscular y siempre va a tener más fuerza. Pero en
compensación, la mujer tiene siempre más coordinación y flexibilidad.
Según el gesto deportivo de que se trate, ellas o ellos se destacarán
más. En el fútbol, por ejemplo, el varón es muy rígido, la hipertonía
del músculo cuádriceps (muslo) le crea dificultades. Esto no sucede en
la mujer.” “Ser
diferente”, insistió la doctora Díaz, “no equivale a ser una versión
devaluada del varón, significa solamente ser diferente". ¿Por
qué cuesta tanto la aceptación de las mujeres en algunos deportes y no
en otros que sin embargo no son tan diferentes en sus estructuras básicas
(deportes de cancha y de arco, por ejemplo)?
María Graciela Rodríguez, investigadora en Ciencias Sociales de
la UBA, da una de las interpretaciones posibles: "Deportes como el
voley o el handbol son nuevos, o sea, que aparecen al mismo tiempo que
los conceptos de ciudadanía femenina e igualdad ante la ley. El voley
se oficializó en 1948; hombres y mujeres empezaron a jugarlo casi a la
vez. Otros, como el box, el fútbol y el rugby tienen raíces muy
antiguas y masculinas, relacionadas con prácticas de guerra. Fútbol y
rugby pierden su origen común en un antiguo juego consistente en
disputar los varones jóvenes de dos aldeas vecinas
una vejiga de chancho o vaca para meterlo en la otra ciudadela.
Se mataban por ese logro".
III MOTORES
Y CABALLOS En
los ‘60 pasaron por nuestro país dos suecas, Ewy Roskvist y Ursula
Wirth, que pilotaban en la categoría "rallies" para la
Mercedez Benz. Vinieron, ganaron todos los premios y se fueron. Cuando
lo recuerda, la corredora de autos y de motos Delfina Frers no puede
evitar en la voz un tono de satisfacción: "Fue el primer cachetazo
que recibieron los 'machos argentinos' en las rutas de nuestro país",
comenta.
Frers,
metida de lleno en el automovilismo desde el año 96, corrió también
en motocross durante 1994 y 95. "Intenté formar una categoría
pero no había con quién”, recuerda. “Es muy difícil que un padre
le dé una moto a su hija, y salvo en algunas zonas de montaña, o en
algunas playas, no hay casi mujeres motociclistas en nuestro país". Marisa
Panagopulo fue
durante seis años consecutivos campeona de karting, antes de
meterse en el automovilismo de rodado grande, donde ganó las copas para
"damas" de 1994 y 95.
En 1996 fue la primera mujer compitiendo en Turismo de Carretera,
frente a otros 43 coches conducidos por hombres. Llegó 16o. "Para
existir en este medio tuve que hacer algunos 'deberes', probando no ser
ningún marimacho”, relató. “La gente quiere escuchar que una es
mamá, que tiene novio, que no es La Raulito. La atracción no es tanto
la buena piloto, tus cualidades deportivas, sino la 'minita'. Todo es más
difícil para una corredora, especialmente si no sos la hija o la
hermana de algún famoso, ni tenés algún amigo político, ni te acostás
con alguno..." "El
polo es un deporte de riesgo”, afirmó Emmanuelle Ougier, francesa de
nacimiento, porteña por adopción y jugadora apasionada. “Pero no
creo que lo sea más para una mujer que para un hombre. En un país
machista como la Argentina cuesta imaginarse a una mujer sin dientes o
con un ojo menos;
en cambio, un hombre accidentado puede comentar con orgullo:
'bueno, me pasó jugando al polo". "El
problema empieza cuando se llega a tener cierto nivel”, añadió
Ougier. “Los hombres en general no soportan que sea una mujer quien
los supere, les pueda trabar el taco y sacar de la línea". Pero
a pesar de los prejuicios, ellas van ganándose un espacio en este
deporte: hace pocos meses, Marianela Castagnola fue la primera mujer de
la historia en jugar, a la par de los hombres, sobre la cancha número 1
de Palermo. Otra
polista, Mumi Bellande, está enseñándolo en extremo Oriente,
contratada por el
sultán de Brunei.
José Luis Salvo, instructor de polistas, afirma que el polo
femenino está por explotar: "La Asociación Argentina de Polo se
propone organizar este año torneos cada dos meses, porque espera que el
polo femenino atraiga a muchísimos sponsors". IV AQUÍ
VIENEN LAS PIONERAS En
1934 Blanca Torterolo fue descrita en una revista como
"esencialmente femenina: era profesora de bordado y tenía la
habilidad de preparar licores, postres, yemas y bizcochos". Blanca
tenía, además, otras habilidades: atleta excepcional, hacía tres años
que se dedicaba a ser la mujer más rápida de Sudamérica. Mientras, su
hermana Clotilde, con la femenina tripulación del "Almirante
Brown", surcaba el Riachuelo y ganaba regatas usando un calzado del
45, para poder afianzarse en una embarcación cuyo hincapié tenía la
forma de un zapato masculino. Compañera de Blanca en el equipo de
River, Olga Tassi tuvo que vencer las resistencias de su padre para
poder demostrar en las pistas su condición de "crack". Con
victorias y records en pruebas de velocidad, media distancia, vallas,
saltos y lanzamientos, no es de extrañar que en 1932 fuese convocada
para representar a la Argentina en los Juegos de Los Angeles. Pero Olga,
que tenía 31 años, nunca viajó porque su padre no se lo permitió. El
honor de ser la primera mujer olímpica de nuestro país estaría
reservado a la nadadora Jeanette Campbell, medalla de plata en Berlín
'36. Jeanette recuerdó frente al cronista que "nunca antes me había
podido entrenar como lo hice durante el mes que vivimos en Berlín. Yo
trabajaba como secretaria y apenas podía nadar un poco a la noche. Además,
en ese entonces había en toda Buenos Aires una sola pileta de agua
templada para mujeres, y era descubierta, así que después de abril tenía
que suspender el entrenamiento".
La siguiente medalla olímpica llegó en Londres '48 y fue
conquistada por Noemí Simonetto, en salto en largo. Durante la
entrevista, Noemí contó que su abuela, quien la crió, "para
dejarme ir a hacer la 'saltimbanqui' , como ella decía, me obligó a
aprender corte y confección. Fue como un enroque". Durante
su carrera cosechó records y victorias que la mantienen todavía
segunda en el medallero sudamericano después de 50 años, pero sin
embargo nunca pudo realizar su deseo de ser la abanderada argentina:
"Sólo un hombre podía ser elegido”, historió. “Ahora las
cosas han cambiado: Sabatini, Mariani han sido abanderadas; en mi época,
no era ´posible". V CLARO,
TAMBIEN AL FÚTBOL
En 1990, en ocasión del campeonato mundial de Italia, la FIFA se
pronunció a favor del fútbol femenino, creando una disposición que
obliga a las federaciones nacionales
a fomentarlo. La AFA lo oficializa y en 1991 empiezan los
campeonatos con 8 equipos inscriptos: Platense, Yupanki, All Boys de
Saavedra, Central Córdoba, Sacachispas, Boca, Vélez y River. Países
como Estados Unidos, Méjico, Alemania, Suecia, Noruega, Japón, Italia,
China o Brasil cuentan con una fuerte tradición de fútbol femenino, y
en muchos de ellos es profesional. Pero en Argentina sólo los grandes
clubes ofrecen a sus jugadoras algún viático, ropa deportiva o
alimentos. En otros, ni eso. Ello no ha impedido que, a pulmón, el fútbol
de mujeres siga
creciendo: en el pasado campeonato fueron 24 los equipos anotados y se
estima que los que se mueven por fuera de la AFA son muchísimos más.
Subcampeonas en Mar del Plata, las chicas de nuestro seleccionado tendrán la oportunidad de disputar una plaza para el Mundial del '99, que será vital para conseguir un apoyo que proyecte también al fútbol argentino femenino como potencia. AD ARRIBA * INFORMES * TRABAJOS * NOTICIAS * LINKS * METEOROLOGIA * LEER POP 3 * CORREO * INICIO | ||